Jaguares en Ecuador ¡La clave de la conservación!

El jaguar Panthera onca (Linnaeus, 1758) se trata del tercer felino más grande del mundo, y el mayor en américa; ampliamente distribuidos  desde el Sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. En Ecuador habita los bosques húmedos tropicales y subtropicales, tanto de la costa como la amazonia, también las estribaciones de los Andes, bosques premontanos y en los grandes remanentes de bosques húmedos de tierras bajas que colindan con la frontera compartida con Colombia y Perú, que están ubicados en las provincias de  Morona Santiago, Sucumbíos, Orellana, Pastaza; con un rango de distribución entre los 200 y 1600 msnm (Ministerio del Ambiente de Ecuador & Wildlife Conservation Society, 2014). Alcanzan medidas entre 196 a 265 cm tomando en cuenta su cola y pesan desde 70  a 158 kg (Fundación Zoológica del Ecuador, 2016),  las hembras son 10 – 20% más pequeñas que los machos (La Paz Waterfall Gardens, 2016). Su expectativa de vida es cercana a los 10 años en estado silvestre, por contraparte en cautiverio alcanzan los 22 años, Las hembras alcanzan la madurez sexual a los 2 años, los machos son sexualmente maduros entre los 2.5 o 3 años de edad, esta especie de felinos son capaces de reproducirse hasta llegar a los 20 años, El periodo de gestación dura de 93 a 105 días dando origen a camadas de 1 hasta 4 cachorros (La Paz Waterfall Gardens, 2016).

Fig. 1: Ejemplar de Jaguar Panthera onca

Su alimentación es ampliamente variada incluyendo más de 85 especies pueden mencionarse  pecaríes, tapires,  venados, perezosos, capibaras, monos, serpientes, tortugas de tierra, armadillos,  puercoespines, aves como chachalacas, paujiles, pavas e incluso animales de hábitos acuáticos como caimanes, peces  y anacondas. Con un peso aproximado de 34 kilos necesitan en promedio por día entre 1.2 a 1.5 kilogramos de carne, e individuos de 50-60 kilogramos consumen como mínimo 2 Kg de carne diarios. (Bioexpedition, 2014). Los machos necesitan  un territorio de entre 75 a 100  esto en relación a la cantidad de presas disponibles. Generalmente existen 2 o 3 territorios de hembras dentro del territorio del macho; ya que pueden sobreponerse a diferencias de territorios entre machos (La Paz Waterfall Gardens, 2016).
Los jaguares que habitan la región occidental del Ecuador tanto en estribaciones de los Andes como la costa; se encuentran catalogados en peligro crítico, su hábitat se ha reducido en un 80%; para inicios del siglo la deforestación debido del incremento demográfico fue tan grande que se redujo cerca del 90% de los bosques nativos (Ministerio del Ambiente & WSC, 2014), se estima que la población de P. Onca en esta área no superaría los 250 ejemplares y ninguna subpoblación seria mayor de 50 individuos (Espinosa et al. , 2011), sin embargo en menciones más recientes se menciona que dicha población pudo haber sido aún más reducida llegando escasamente a superar los 50 ejemplares. En la Reserva Cotacachi-Cayapas se estiman  habitan entre  40 a 50 individuos, mientras en el Bosque Protector Cerro Blanco en Guayaquil, vivirían posiblemente cuatro ejemplares.; además en la reserva Mache-Chindul también habitaría un número similar de animales (La Hora, 2013).
En la parte oriental, Amazonía ecuatoriana se ha perdido un aproximado del 30 % del hábitat del jaguar, la tasa más alta de deforestación en este sector llego al 2% en la década de los 80  (Ministerio del Ambiente & WSC, 2014), en este sector se mantiene de mejor manera los bosques tropicales con grande reservas naturales; durante investigaciones en el periodo   2007-2009 se obtuvo un promedio de 1,5 jaguares por cada 100 km² dentro de la reserva del Yasuní, en la reserva del Cuyabeno se registró  1,15 individuos en la misma extensión (Quiroz, 2014).
La conflictos con esta especie a pesar que aún no han marcado grandes pérdidas económicas en el país, en la mayoría de caso los ataques de jaguares han sido hacia aves de corral, perros y cerdos, tan solo  en Zamora Chinchipe, se tiene registrado un ataque a ganado bovino (Quiroz, 2014), sin embargo en países donde también habita el jaguar  los daños son mucho mayores: En Venezuela las  pérdidas se acercan a los USD 36 000, en la zona de pantanal de Brasil rodea los USD 28 500 en pérdidas tan solo de terneros y novillos;  un valor más alto se encuentra en Costa Rica con pérdidas de USD 60 000 mientras donde se registran mayores pérdidas es En el centro oeste de Brasil con valores superiores a USD 1.4 millones (Peña-Mondragón & Castillo, 2013). Estas inmersiones en territorio ganadero se deben principalmente a la pérdida del hábitat que como ya se indico es muy reducido sobre todo en el sector costanero de nuestro país, otra afectación se ocurre debido a un número insuficiente de presas dentro de su hábitat y a pesar de tratarse de depredadores generalistas la cacería de animales es un problema trascendental; la caza de animales por parte de las nacionalidades como kichwas, shuars;  de 15 especies generalmente cazadas, 12 se extraían sobre los niveles sostenibles que afectan de manera directa a los jaguares (Quiroz, 2014); un reporte por parte de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre que únicamente en un mercado  fuera del Parque Nacional Yasuní se venden de 13.000 a 14.000 kilogramos de carne de monte por año, que  proviene casi en su totalidad del área protegida  del Yasuní (El Universo, 2010), es decir que este problema se da en el sector oriental del país . Se ha registrado 19 casos de conflictos debidos ataque animales domésticos en los cuales se provocó la muerte de 18 jaguares entre los años 2003 y 2008 (Quiroz, 2014).
Se puede empezar el desarrollo de planes de conservación ya que de esa manera se evita y se previene la intervención  la afectación a poblados ganaderos por una parte y la integridad de la especie por la otra sino también se conserva un ecosistema tan biodiverso como los bosques tropicales que se han convertido en una de las mayores atracciones turísticas del país. Al tratarse de un depredador cumbre su importancia ecológica es trascendente, su rol trófico tiene un gran impacto ante su pérdida o desaparición sobre un ecosistema con una serie de efectos cascadas. Se ha documentado en Isla de Barro, ubicada en Panamá un aumento de poblaciones de herbívoros medianos y grandes luego de la extinción del jaguar (Ceballos, Zarza, & González, 2014), en áreas donde estos carnívoros no están presentes  la densidad de roedores grandes, primates, iguanas y hormigas cortadoras de hojas es entre 10 y 100 veces mayor a la vez, la densidad de semillas y plántulas de especies de árboles del dosel muestran una reducción del 80% (Ministerio del Ambiente & WSC, 2014). También se toma como indicador de la salud de los ecosistemas la presencia de jaguares en el área.

La conservación del jaguar permite mantener un equilibrio trófico en sus ecosistemas, sino también determinar las áreas de mayor interés para la protección y diseño de corredores biológicos. Son clasificados como especies sombrilla, ya que al proteger una amplia superficie, se conserva un número mayor de otras especies (Ceballos, Zarza, & González, 2014). Dentro de Ecuador a partir de 1970 esta especie se encuentra protegida jurídicamente sin embargo no es hasta estos últimos años que se ha empezado el desarrollo de planes para su conservación.  Se puede favorecer la conservación tanto de la especie como de los ecosistemas naturales con un control más duro sobre la caza de animales silvestres, la extracción de recursos madereros de una manera sostenible de igual manera seguir el ejemplo de países vecinos que han establecido corredores biológicos superando fronteras como es el caso Jaguares sin frontera de México-Guatemala-Belice,  corredor Verde en Argentina-Brasil-Paraguay (Ceballos, Zarza, & González, 2014)  que han tomado la jaguar como especia clave en el desarrollo de las estrategias de conservación. 


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Bioexpedition. (2014). Alimentación Del Jaguar. Recuperado el 11 de octubre de 2016, de http://www.felineworlds.com/alimentacion-del-jaguar/
Ceballos, G., Zarza, H., & González, J. (2014). El potencial del jaguar como especie sustituta en la conservación de ecosistemas tropicales. En E. C. Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, Bioindicadores: Guardianes De Nuestro Futuro Ambiental (págs. 503-520). México Df.
El Universo. (24 de enero de 2010). Destrucción del hábitat y cacería amenazan al jaguar en el Yasuní. Recuperado el 15 de octubre de 2016, de http://www.eluniverso.com/2010/01/24/1/1430/destruccion-habitat-caceria-amenazan-jaguar-yasuni.html
Espinosa , S., Zapata Ríos, G., Saavedra, M. Á., Alava, J., & Tirira, D. (2011). Jaguar de la costa (Panthera onca centralis). En P. U. Fundación Mamíferos y Conservación, & D. G. Tirira (Ed.), Libro Rojo de los Mamíferos del Ecuador (2 ed., págs. 94-95). Quito.
Fundación Zoológica del Ecuador. (2016). Jaguar | Panthera onca. Recuperado el 16 de octubre de 2016, de http://www.quitozoo.org/index.php/zoo/animales/mamiferos/105-jaguar
La Hora. (4 de julio de 2013). El jaguar, en la lista de roja de los animales del Ecuador. La Hora. Recuperado el 15 de octubre de 2016, de http://lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101530284#.WAWmBvnhCM9
La Paz Waterfall Gardens. (2016). Felinos » Jaguar. Recuperado el 16 de octubre de 2016, de http://www.waterfallgardens.com/espanol/felinos_jaguar.php
Ministerio del Ambiente de Ecuador & Wildlife Conservation Society. (2014). Plan de Acción para la Conservación del Jaguar en el Ecuador. Quito: Ministerio del Ambiente, Wildlife Conservation Society, Liz Claiborne & Art Ortenberg Foundation, y.
Peña-Mondragón, J., & Castillo, A. (2013). Depredación de ganado por jaguar y otros carnívoros en el noreste de México. Therya, 4(3), 431-446.
Quiroz, G. (23 de marzo de 2014). La Desaparición Del Jaguar Pone En Riesgo A La Selva. El Comercio. Recuperado el 15 de octubre de 2016, de http://especiales.elcomercio.com/2014/planetaIdeas/Marzo23/biodiversidad.php


  

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